jueves, 10 de mayo de 2012

Canticum Merú, un racimo de voces


Recorre un repertorio de historias que rinden tributo a la tierra guayanesa


Ada Victoria Serrano

            Su nombre mezcla lo autóctono del legado indígena, con lo clásico del latín, pues Canticum Merú se traduce sencillamente en el canto de los saltos de agua. Hoy en día estas mujeres, que se unen a una sola voz para entonar una colección musical colmada de mística, esfuerzo y dedicación, son punto de referencia del talento artístico que lleva sello regional.
            Esta coral es sinónimo de la femeneidad vocal que tiene la guayanesa, pues está integrada por amas de casas, profesionales y estudiantes; mujeres que van desde los veinte hasta los cincuenta años, con trabajos muy distintos, pero con una afición en común, prestar sus voces para conseguir la armonía de la unidad.
            Esos primeros pasos que darían el nacimiento de esta idea, se dieron gracias a la experiencia obtenida en la coral de CVG Interalumina.
            No obstante, el año 1995  marcó pauta, pues durante este período se comenzó a concretar la inquietud de hacer una agrupación diferente, y como había un buen número de chicas que se habían mantenido bajo la tutela de la directora Irma Conchita Iorio, se tomó la decisión de formar el primer coro femenino de la zona.
            La historia coral a partir de este momento fue otra, pues esta agrupación marcó un antes y un después.

¡Partida!
            Una vez formada como asociación civil, la coral Canticum Merú con su trabajo logró ser anfitriona y organizadora del Encuentro Nacional de Coros de Voces Iguales, evento bianual en el cual participan prestigiosas agrupaciones venezolanas y maestros de talla internacional.
            Estas chicas al ver el movimiento y éxito conseguido decidieron hacer un viaje internacional, recorrido que le dio la oportunidad de estar en contacto con conjuntos de otros países dedicados a esta actividad.
            En ese primer viaje visitaron a España y Alemania, con un breve paréntesis en París, fueron a dos festivales, en donde pudieron compartir y observar el trabajo que hacían otros movimientos corales. “Nosotros fuimos el único coro venezolano que estuvo presente”, dice Iorio, directora de la agrupación.
            En uno de los espectáculos, Canticum Merú fue considerado como el coro que más había establecido un lazo afectivo con el público.
            Otra de las vivencias significativas que experimentó la agrupación fue cuando participaron en una competencia realizada en Japón junto a otros 17 coros.
            “En aquel momento el norte era ir a ver y tomar una experiencia con mucha humildad, nos prepararamos y trabajamos mucho, pero jamás pensamos que obtendríamos la medalla de oro”, señala Iorio quien además describió que esos minutos fueron  gloriosos y únicos.



Sólo ellas
            La directora de Canticum Merú ha notado que un grupo de mujeres trabajando sin la intervención de la figura masculina es más creativo, pues a su parecer hay mayor química.
            “De ese grupo de mujeres que fundó este coro, me atrevo a decir que todas son excelentes, responsables y trabajadoras. He visto que esta actividad forma parte de sus vidas y ocupa un lugar muy importante en su rutina diaria”, añade. 
No es sólo la parte vocal, la que se trabaja al estar dentro de una agrupación,  sino también la fraternal.
 “Lo más hermoso que hay en las relaciones humanas es el respeto, y a mayor confianza, mayor es éste. El coro es una actividad que te permite crecer en el campo de las relaciones humanas y te enseña a aceptar al otro tal cual es. Esto se debe convertir en la razón principal”, afirma Iorio quien tiene experiencia en el campo por más de treinta años.

Repertorio melódico
Al referirse al menú sonoro, Iorio comenta que en cuanto a música venezolana, han tratado de cantar  todo sus géneros más representativos, inclusive estaban buscando una guasa y justamente hace dos meses -aproximadamente- el músico Francisco Ávila le compuso una que se titula “Mi guasa”, la cual ya estrenaron al público.
            Además, incluyen en su lista piezas que se pasean por géneros clásicos, religiosos, populares latinoaméricanos, folclóricos venezolanos y hasta música sacra. En estos momentos están  tratando de animar a los músicos de la zona para que realicen  arreglos de algún bolero.
            Por otra parte, Canticum Merú ha participado en montajes sinfónicos corales, conjuntamente con la Orquesta Sinfónica de Ciudad Guayana y ha compartido escenario con Serenta Guayanesa, Esamble Gurrufío, María Rivas, Ilan Chester, Violeta Alemán, Claudio Nazoa, Simón Díaz, Frank Quintero, Franco de Vita y Huáscar Barradas.
            El calipso, merengue, joropo, golpes tocuyanos y parrandas no quedan por fuera de sus interpretaciones favoritas. Actualmente, están comprometiendo a determinados talentos regionales para que realicen composiciones de diversas gaitas, con el objetivo de poderlas estrenar en época decembrina.
            Y como ya se respira el aire navideño, esta agrupación tiene preparado un repertorio nutrido en aguinaldos, villancicos y música internacional, ideal para todos los gustos.

Con batuta en mano
            Su directora Irma Iorio deja al descubierto la metodología que ha utilizado para mejorar cada día.
- ¿Cómo  describes la armonía de muchas voces en una sola?
Lo hermoso del canto coral es que en la unión está la fuerza.
Yo creo que es bellísimo el poder compartir esa energía de estar frente a un público y sentir que se está muy agradado con lo que se hace.
Como directora, ¿reconoces cuando alguna de las chicas no está concentrada del todo?
Sí. A veces la voz es tan delicada que en ella se refleja todo. Si no dormiste bien, si no descansaste o si tienes algún problema de tensión, ya que lograr un trabajo a nivel vocal en masa, es muy difícil.
- ¿Qué se debe hacer antes de salir al escenario?
Siempre hay rituales, si la actividad es de competición, nos abrazamos, escribimos notitas deseándonos cosas lindas y nos damos masajes en los pies. Estar relajadas, hacer una buena vocalización, realizar ejercicios de estiramiento, dejar las tensiones fuera, desconectarse de los problemas que se puedan tener, es fundamental.  Hay cosas que no se deben hacer como tomar  bebidas oscuras: café, té, refresco; comer en abundancia o fumar.
- ¿ Qué crees que no cantarían?
Este nuevo ritmo, el Reggaetón. No sé, la verdad no lo veo para un coro.
- ¿Cómo defines la voz de un coro?
El sonido de un coro es el color que el director logra con el trabajo.
Cambiando a las personas de posición, cambia el sonido y es increíble. También influye muchísimo lo que se siente al momento de interpretar, la emoción que se transmite.

¡A grabar se ha dicho!
Canticum Merú tiene en su haber una producción discográfica, que surgió de sus viajes a España, Alemania, Brasil, Japón y Caracas. En este se disco se incluye una recopilación de los mejores temas interpretados totalmente en vivo.
“Tiene la emoción del grupo cantándole al público, allí está la energía, es un disco que sirve de referencia y se bautizó en el año 2002 con agua del Orinoco”, comenta Iorio.
            La segunda producción se está realizando con el  apoyo del Instituto Municipal de Cultura, CVG Ferrominera y CVG Bauxilum y aún están en la búsqueda de recursos. Sin embargo, ya se tiene grabado uno de los temas del cantautor venezolano Frank Quintero  a dúo con María Rivas y se piensa incluir a otros artistas nacionales.
Se tiene planificado grabar Viajera del Río, esa hermosa composición del talentoso guayanés Manuel Yánez, pero con una adaptación de la versión que interpreta Serenata Guayanesa.
También se va incluir un galerón con arreglos de Paul Leal, que también es un joven músico de la zona y otro de la canción venezolana Hoy es tu día de la mano de Ricardo Donado.
            Iorio finaliza diciendo que es un disco variado para todos, pues la idea es llegar a la mayor cantidad de público posible.

Canticum Merú en números
6 sopranos, 5 mezzosopranos, 6 contralaltos, 1 cuatrista, 1 bailarina y 1 directora dan vida a Canticum Merú.
Hay un número importante de chicas que se mantienen dentro de la agrupación, no obstante los cambios que se han realizado son de manera natural.
En sus inicios eran aproximadamente 12 integrantes, cuando llegó la selección  para participar en España en 1999, la agrupación creció, llegando a 22 personas.
Con el transcurrir del tiempo el coro ha crecido, no obstante siempre se mantiene en un número de 20 coralistas.
            Después de 11 años cumplidos en febrero, el coro está tan sólido, al punto que puede llevar a cabo una presentación con 10 ó 12 personas y suena muy bien, pues se ha hecho un trabajo de afianzamiento y fortalecimiento de cada integrante.
            Además, lo que importa no es la cantidad sino la calidad. Se puede jugar con el número de personas, pero siempre cuidando el equilibrio de las voces.

Galardones
La agrupación se ha hecho merecedora de los siguientes reconocimientos:
      Premio a las artes 1998 en canto coral, mención especial. Otorgado por la Dirección de Cultura del Estado Bolívar.
      Seleccionada en el renglón de Voces iguales para representar a Venezuela en el Festival América Cantat III, Abril 2000.
      Ganadora de la segunda noche “Navidad coral en el Ecomuseo”, diciembre de 2000.
      Medalla de oro en el renglón coros femeninos y trofeo al segundo lugar de la clasificación General en el 18th Takarazuka International Chamber Chorus Contest, Japón 2001.
      Segundo lugar en el Certamen mayor de las artes, categoría coral, Municipio Caroní, enero 2004.

Talento y experiencia
            Irma Conchita Iorio reconocida promotora cultural de la ciudad y directora de Canticum Merú se inició en el mundo musical a sus quince años, dirigiendo el coro donde estudió parte de su primaria.
            Llegando de Italia y sin culminar sus estudios de piano, durante sus dulces primaveras fungió como mano derecha de su padre en el coro del orfeón de la UDO-Sucre, espisodio que la atrapó.
            Estuvo tres años dirigiendo el coro del colegio Nuestra señora del Carmen y después tuvo la oportunidad de dirigir la coral  del IUTEC de Cumaná.
            Además, era integrante y asistente del Orfeón de la UDO paralelamente a la dirección de estas agrupaciones.
            Su trabajo actualmente en CVG Bauxilum es de especialista en cultura desde 1984 y tiene la responsabilidad de coordinar las distintas actividades artísticas que allí se realicen.
            Iorio siguió formándose, asistió a talleres y cursos, de hecho aún está realizando estudios en Caracas para obtener su licenciatura en educación musical.
            Su dedicación también la ha hecho involucrarse en forma directa con la coral universitaria de la UNEG. 

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