jueves, 10 de mayo de 2012

Ciudad Bolívar encantadora


Recorra, a paso firme, los pasadizos más coloridos que avivan las memorias de esta localidad

Texto: Ada Victoria Serrano
Fotografías: Oscar Arria


       A orillas del río Orinoco nace una ciudad que se ha presentado como todo un monumento arquitectónico, en donde cada elemento que la conforma cobra vida con el transcurrir del tiempo. Ciudad Bolívar... la vieja Angostura, muestra, cual mosaico de concreto, el lado más antiguo de su personalidad, ésa que han delineado sus habitantes en cada muro, reja y piedra... en su suelo.
            En el epicentro de su conjunto urbano se destaca el Casco Histórico, sobre el cerro El Vigía, donde las edificaciones coloniales bordeadas por las riveras de agua dulce son las protagonistas.
           Algunos lo califican como un laberinto de pequeñas calles empedradas, mientras otros señalan que los adoquines, tejas de arcillas, paredes de bahareque y hierro forjado, representan la muestra más significativa de que este destino está bendito.
           Colorido, cálido y con olor a historia, así es este paraje... Quien haya caminado por sus callejones ha tenido la oportunidad de observar con detenimiento su grandiosa arquitectura colmada de recuerdos.
           Construcciones al mejor estilo español, anglo, franco antillano y moderno se entrelazan entre sí. Hoy, es considerada como Patrimonio histórico, cultural y ambiental y no hace más de casi dos siglos de su bautizo -1846- y alrededor de tres de su fundación -1764-; sin embargo, no pareciera agrietarse con los años.
            Tres realidades en una: la parte plana con edificaciones de galerías sobre la línea de aguas altas del Orinoco; los edificios del cerro El Vigía de clara influencia española; y El Zajón, área de 5 hectáreas caracterizada por las formaciones rocosas y árboles autóctonos de gran tamaño.
            Entre los acontecimientos que se pueden revivir durante un día de estancia en el corazón de Ciudad Bolívar en La plaza Bolívar usted podrá contemplar los espacios donde Juan Bautista Dalla Costa ordenó su erección por Decreto del 28 de octubre de 1869; en La catedral Metropolitana palpar su pared oeste donde fue fusilado en octubre de 1817 el Gral. Manuel Piar o dirigirse hasta La casa Congreso de Angostura, que sirvió sede de este histórico evento el 15 de febrero de 1819, pasearse por sus pasadizos, miradores y hasta balcones.










            Este rostro forjado por las manos arrugadas de los personajes que dedicaron su vida a moldear esta villa refleja un fiel retrato de lo conservador y tradicionalista del bolivarense, ése que se niega a decirle adiós al concreto que los vio crecer.

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