jueves, 10 de mayo de 2012

Danzando al estilo Yacambú


“El artista  debe ser completo, no sólo en el escenario, sino también en el verbo, en la manera de ser y de comportarse”, éste es el sentir de Iván Valderrama director de uno de los grupos dancísticos más importantes de Guayana

Ada Victoria Serrano

            Virtuosismo expresivo, una escenografía colmada de colores y ritmo al son nacionalista es lo que se puede apreciar cuando Danzas Yacambú presenta uno de sus montajes coreográficos sobre las tablas. Hoy por hoy, está agrupación es reconocida a lo largo y ancho del globo terráqueo gracias a una de sus mejores fortalezas, la calidad final al danzar.
            Su nombre que ha sido pronunciado por más de uno en la ciudad es utilizado como referencial cultural de la región y se debe a una propaganda de los parques nacionales que hacía Irene Sáez para finales de los ochenta, en la cual se nombraba al Yacambú como atractivo turístico. Al parecer a Iván Valderrama, director de la agrupación le gustó la palabra y se avocó a investigarla para que ésta fuera su bandera de presentación.
            “Le busque la relación que se podía dar con el arte que cultivábamos y que a su vez pudiese unir a dos estados -Lara de donde viene el arraigo y Bolívar-, nosotros por las abundantes aguas y ellos por la carencia. Esta palabra es de origen indígena y significa la conquista del desierto. Para nosotros es la conquista del público a través de las diferentes manifestaciones folclóricas, con las cuales queremos llegar a los diversos rincones de Venezuela y el mundo, eso es Yacambú”, afirmó Valderrama.

Aprendiendo a caminar
            Mientras su fundador recordaba cada una de las anécdotas que fueron claves en el proceso de formalizar un grupo de tal calibre, sus relatos eran decorados por los múltiples reconocimientos y elementos alegóricos a lo popular del ser venezolano que vestían las paredes de su lugar de trabajo, oficina en donde atiende no sólo las exigencias de la compañía -como él denomina a sus bailarines de mayor trayectoria-, sino también a los alumnos que quieren aprender de estos maestros del movimiento.
            Valderrama al comentar los primeros pasos del grupo enfatizó que lo que hoy se conoce como Danzas Yacambú se gestó como un proyecto de CVG Bauxilum, antiguamente Interalumina y nació como un taller cultural enfocado únicamente para los hijos de los trabajadores de esta empresa. Sin embargo, la mitad del grupo ya estaba conformado por jóvenes que Iván había comenzado a preparar desde su comunidad -Nueva Chirica-.
            Corría el año ochenta y ocho, época en la cual Iván con tan sólo trece años empezaría a buscar los canales y las personas idóneas para materializar su idea. “Era muy joven y qué gerente me podía escuchar seriamente, por esta razón  busqué a una amiga mayor, a quien le dije cuáles eran las puertas que debía tocar para hablar con Luis Lares, Coordinador de los eventos culturales de relaciones públicas de esta empresa. Ellos al observar que había material y talento nos dieron la oportunidad y comenzaron a implantar una nueva filosofía de trabajo”, comentó Valderrama.
            Con 8 meses de prueba buscándole un estilo definido, los integrantes de Yacambú fueron aprendiendo y compartiendo con mucha agrupaciones que traían de otras partes del país, para luego formar parte de esa lista de protagonistas que exhibían su repertorio en los festivales nacionales.

Academia de movimientos
            Una vez que Yacambú comienza a consolidarse y a tener proyección de altura, muchos guayaneses comienzan a despertar su gusto por la metodología de trabajo del grupo, no obstante los integrantes ya tenían un camino recorrido y es allí cuando nace el proyecto: Escuela de danza.
            Esta iniciativa que actualmente prepara a muchos jóvenes que sienten afinidad por la danza tiene por objetivo formar y capacitar a nuevos valores que quieren formar parte de la llamada compañía Danzas Yacambú.          
            Esta institución tiene aproximadamente cuatro años y está adscrita al sistema nacional de escuelas de danza. “La formación es integral, los niños, al igual que lo jóvenes vienen a estudiar  todas las disciplinas de la danza: académica, ballet clásico, contemporánea, tradicional folclórica y nacionalista”, agregó Valderrama.
            Para optar por el ingreso, se necesita pasar por un proceso de pre inscripción donde se la da la oportunidad a todas las personas mayores de 6 años que deseen iniciarse en esta actividad. Pero además, el aspirante debe aprobar un conjunto de exámenes en donde se evalúa y se miden las fortalezas y debilidades que tiene como bailarín, para de esta manera saber si realmente tiene las condiciones para desarrollar los estudios inherentes a la danza y formarse en un futuro como multiplicador, difusor y facilitador de esta disciplina.
           
El A, B, C de Yacambú
            Iván Valderrama, director y fundador de la agrupación comparte con los lectores cómo Yacambú ha llegado a ser una de las agrupaciones guayanesas de mayor renombre internacional.

- ¿Cuál es el fuerte de Danzas Yacambú?
            Nuestro estilo, porque somos una agrupación de danzas nacionalista, sin embargo tenemos un poco de todo. Cuidamos cada uno de los detalles para que la puesta en escena sea estéticamente de calidad.
- ¿Por qué un poco de todo?
            La enseñanza se hace bajo un pénsum de estudio que le exige al bailarín conocimientos del flamenco que es la base del zapateo venezolano en el género nacionalista, actuación, canto, inclusive del ballet clásico y la danza contemporánea, pues son disciplinas que van aunadas a la formación de la persona en la cátedra de danza nacionalista.
- ¿Cómo se define la danza nacionalista?
            La danza nacionalista surge de la necesidad de crear un baile con calidad estética adaptable. Ésta toma las manifestaciones folclóricas, las enriquece y las adapta a las exigencias de una escena. Hay un vestuario mejorado, pero tratando de no perder la identidad de la manifestación en cuestión. La danza nacionalista es un género que crea la Sra. Yolanda Moreno con su esposo Manuel Rodríguez Cárdenas bajo la vertiente y necesidad de la estética.
- ¿Qué es lo más gratificante y placentero de la danza?
            Una de las cosas que me llena, a los 36 años que acabo de cumplir y desde los 8 años en este mundo, es que todavía puedo estar dentro de las tablas con mi grupo y mover esa energía que sienten ellos cuando yo estoy presente. Es el poder darle esa fuerza y expresividad que nos caracterizan como agrupación, disfrutar de lo que hago al máximo y que ellos sientan eso y lo aprendan.
- ¿Qué condiciones se necesitan para bailar?
            El trabajo de la flexibilidad, coordinación y oído rítmico musical es fundamental, además de la mística, constancia y disciplina para llegar a ser un buen bailarín. La vida de un bailarín es sacrificio, siempre tenemos que estar en dieta, cuidándonos y sobre todo entrenando.
- Como bailarín, ¿tiene algún ritual?
            Yo siempre caliento antes de salir y siempre me encomiendo a Dios y a Santa Bárbara. Me gusta relajarme y respirar muchísimo.
- ¿Qué es hoy en día Danzas Yacambú?
            Evidentemente el proceso es largo y todavía se está tras la búsqueda de crecer y mejorar, no ha sido fácil, pues somos una agrupación que ha salido de muy abajo, pero con un norte bien claro y siempre exigiéndonos más. Hoy día, Danzas Yacambú se ha convertido es una referencia cultural y estamos en la espera de ser patrimonio cultural del estado. Yo pienso que el éxito y el secreto está en la constancia que hemos tenido y la disciplina que nos identifica como agrupación.

Obras dancísticas
            “Me gusta cuidar los detalles”, dice Iván y ejemplo de ello son las piezas que se han convertido en  los grandes clásicos de Danzas Yacambú.
            “La cara oculta de mi tierra fue mi primera experiencia en el trabajo étnico y se destaca la parte indígena y aborigen de nuestra región. Es una pieza que tiene premio nacional, no sólo por su interpretación en solitario, sino también por la adaptación a macro que se realizó, y en las dos vertientes fue un éxito”, comentó.
            En este montaje se trabajó un lenguaje lleno de contenido y nutrido de aspectos cosmogónicos y cosmológicos de la mitología indígena Pemón. Además, recoge todo lo que tiene que ver con su idiosincrasia: canciones, mitos y leyendas. Es una compilación realizada en 8 minutos que hacen un recorrido sobre la vida del indígena, la siembra, la recolección de la yuca, la elaboración del casabe y la caza de los báquiros.
            Otro de los grandes clásicos es el denominado Frente al patio, la luz, la ventana y la memoria: Chuao, este es un trabajo de investigación en donde se hizo una recopilación que plasma cómo los africanos eran traídos desde su continente hasta estas tierras. Se retrata a un personaje que se llama Catalina Núñez quien era la dueña de varias haciendas y era quien maltrataba a todos sus esclavos y María Peque quien era la partera de todas las mujeres del pueblo.
            “Es como un cuento llevado a la danza. Hay otras piezas que aún no han sido presentadas en Venezuela como una de ellas inspirada en los telares de Tintorero, en la cual se teje uno de ellos en escena y próximamente será retomada para un proyecto que se quiere materializar para la Copa América”.
            Y como cereza al helado, la música no deja de ser importante, por esta razón se desarrolla también un trabajo de investigación y edición con el apoyo de los arreglos de Ensamble Canaima y bajo los lineamientos de Danzas Yacambú.
            Otro de los elementos importantes es el vestuario que llevan la firma de Iván Valderrama, pues también se destaca con los diseños de los trajes y los acabados de la utilería.
            “El colorido, la policromía y las texturas son muy importantes porque para elaborar un vestuario a parte de hacer un estudio y diseño es ir de compras y visualizar lo que se quiere”.
            Ahondando en ello Iván para la edición de los pasados carnavales hizo una creación que define como impactante, en la cual  la mitología del estado Bolívar fue la protagonista y actualmente está materializando un montaje inspirado en las leyendas de las toninas del Orinoco, los ríos y El Dorado.

Así es la nacionalista
            Para reconocer la danza nacionalista se debe tomar en cuenta las tres vertientes que tiene: enunciativa, narrativa y expositiva. En la primera se enaltece el tema que compuso el autor a través del movimiento y la expresión. En la siguiente se relatan los cuentos, mitos y leyendas de los pueblos a través de la coreografía. Y finalmente, en la tercera se incluyen los parlamentos y los poemas en escena.
            Este tipo de danza toma todas las manifestaciones e imprime creatividad en su tratamiento. “En la danza se tienen códigos y técnicas como las utilizadas para los vals y joropos que, luego son adaptadas a las manifestaciones tradicionales”, agregó Valderrama.
            Asimismo,  puede mezclar elementos de la danza clásica, como de la contemporánea para plasmarlos a través del lenguaje corporal.


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