jueves, 10 de mayo de 2012

Delta Amacuro, oasis natural


Acompáñenos a navegar por las ramificaciones del imponente Orinoco y contemplar su maravillosa vegetación en una aventura que lo dejará sin aliento...

Ada Victoria Serrano


            45 minutos fueron necesarios para llegar desde Puerto Ordaz hasta el punto de partida, Delta Amacuro. El reloj marca las ocho y media de la mañana y estaba por comenzar la gran aventura. Justo a la entrada del campamento Orinoco Discovery, el guía Gregory Flores se prepara para llevar al equipo a explorar este destino.
            Antes de tomar nuevamente el volante para llegar al Caño de Piacoa -primera parada establecida en el itinerario- un paseo por el campamento era obligatorio, pues había que echar un vistazo a una alternativa segura y cómoda donde pernoctar si se tenía que extender el viaje.
            Una piscina en forma de corazón y habitaciones pintorescas que poseen nombres de animales autóctonos y brindan la opción de descansar hasta en hamaca, si es lo que desea, además de la cantidad de excursiones que se podían planificar en este refugio, fueron razones suficientes como para que el grupo no descartara la posibilidad. No obstante, era momento de marchar.
            Media hora en carretera se adicionó a la excursión y la población de Piacoa se transformó en el objetivo. En la ruta se detallaron varios lugares interesantes de tantear al regreso, como una laguna en donde se pueden observar las terecayas -tortuga de río con pintas amarillas natural de América del Sur- ubicada en el tramo derecho, y la gran cantidad de sembradíos de sábila propios de la zona.
¡A bordo!
            Varias curiaras a la orilla del río indican que llegó el momento de la salida para los pescadores. El día es caluroso y se perfila como ajetreado para los deltanos que viven de este oficio; unos preparan sus embarcaciones, mientras que otros comentan con sus compañeros cuál es la ruta a seguir, ésa que los llevara al lugar idóneo para dar con la mayor cantidad de cardumen.
            “Rumbo a los raudales de Piacoa” le indica Flores a José Ramón, el marinero que nos guiará hasta ese punto. Una cava con hielo y mucha agua, protector solar, repelente, gafas y un respectivo gorro no podían faltar en la mochila.
            Todos estaban montados en un pequeño bote y se dispuso abordar el inmenso Orinoco. La vegetación comenzaba a mostrarse espesa y una gama de verdes se asomaban en los raudales. Una vez despejado el paisaje y en medio de las aguas se hizo un alto para visualizar alguna Tonina del Orinoco, animal que, según Flores, son conocidos como los delfines de agua dulce y se alimentan de peces. Esta actividad requería un poco de paciencia, pues había que tener buen ojo para dar con alguna de sus cabecitas que salieran desde la superficie. El guía seguía contando que las más grises son jóvenes, mientras que las rosadas son las mayores; estas últimas las apartan de las manadas porque ya no pueden participar en el proceso de caza. 
Ubicados en esta parte del río, si se tiene suerte, también es posible tropezar con los manatíes o dantas propias de estos lares.
Rema, rema…
            “Tenemos nuestra propia Isla Acapulco”, dice Flores. Se trata de un lugar ubicado cerca de los raudales, en donde la gente se puede bañar y recomendado preferiblemente en verano cuando el nivel del río baja. En invierno sólo se sugiere su visita para observar la fauna y pescar.
            En el trayecto se podían ver piedras de granito de gran tamaño, que con el reflejo del sol se calientan mucho, lo cual daba indicio de que las aguas de sus adyacencias eran tibias si disponía del tiempo para un buen chapuzón.
            En esta parte del Delta se da un fenómeno muy curioso, ya que sube y baja el nivel del río  por la acción de la marea oceánica y la crecida de los mismos durante determinados períodos, se dice que cada 4 horas.
            Otro de los datos interesantes recogidos como parte de la ruta es que el reflejo de las nubes en el río le otorga distintas tonalidades a las aguas.
            Son las 11 am y ahora La piedra de Guacara estaba en la mira. Esta roca mide alrededor de los 30 mts de alto y es uno de los puntos elevados a donde que se puede llegar sin necesidad de realizar un sobre vuelo.
            Para subir había que bajar del bote y emprender una corta, pero intrincada caminata hacia la piedra. En el camino, se pudo conversar con Ramón López, un pescador oriundo de la zona, quien se encontraba tejiendo en nylon una red para poder comenzar la captura.
            Entre las especies más comunes de encontrar, López aseguró que la curvinata, el rayado, bagre, el llamado amarillo, el cajaro y la sapoara son los que abundan; y agregó que las mejores horas del día y época del año para pescar, eran en la madrugada y durante septiembre, ya que sube el río.
            El grupo siguió su camino, pues se debía llegar hasta la cima de la piedra. Otra parada era inevitable, pues en la superficie de una roca se pudo observar varios murciélagos postrados en la misma, momento ideal para tomar una gráfica.
            ¡Por fin! Agotados pero con la satisfacción de estar en la cumbre, pues se pudo dar el último paso y conquistar otro objetivo. La vista era impresionante y el paisaje observado era la mejor terapia para relajar hasta el más estresado, tan solo con respirar aire fresco, escuchar el sonido mágico de la naturaleza en contraste con la adrenalina de una fugaz aventura. Era un momento ceremonial y de contemplación, por ello había que tomar quince minutos de descanso…
Con carnada en mano
            Una vez recobrado el aliento, había que seguir. Ahora el grupo debía dirigirse hasta el Caño San José para comenzar la pesca de pirañas.
            Pero antes, comer algo no caía mal. La lonchera la había preparado el chef Héctor Domíngez del campamento Orinoco Discovery, la cual constaba de un pollo con pimentón y vegetales, y papas al vapor, algo ligero porque la travesía era larga y debía caer bien al estómago.
            “A barriguita llena, corazón contento”, así reza un dicho que encajaba perfecto en este momento. La siguiente actividad fue tomar las cañas de pescar, pero de las tradicionales que consiste en un nylon amarrado a un anzuelo y sujetado a una rama.
            Este caño es ideal para hallar pirañas porque no hay corriente y la capa vegetal ofrece más nutrientes. Pasaron uno, dos, tres, cuatro minutos… y nada. Media hora y sólo se estaba alimentando a las pirañas con la carnada –realizada con pedazos de coporo-.
            Había que tener mucha astucia, porque parecía que estas pirañas ya estaban entrenadas. “Mordió el anzuelo, la tengo”, dijo el marinero José Ramón, quien fue el primero en anotar.
            “Esta especie tenía tonalidades rojizas y se le conoce como ‘cachete rojo’”, añadió. Sin embargo, hay tres tipos más que se pueden conseguir en Delta Amacuro. Las pirañas pertenecen  a una de las 12 especies de peces carnívoros que viven en los ríos de Centroamérica y Sudamérica y en éste brazo del Orinoco usted puede verlas, pescarlas y hasta comerlas.
            Para los más aventureros con el paladar, se le recomienda degustar la sopa de pirañas, que se prepara con cebolla, pimentones verdes, salsa de tomate concentrado, dientes de ajo, vino blanco, orégano seco, sal y pimienta, un plato apto sólo para los más osados. Los lugareños dicen que la cabeza de este pez también tiene poderes afrodisíacos.
El olor de un pueblo
            La fauna de este sitio es muy rica, en el trayecto se pudo observar a la llamada la Chinchena, ave que no tiene gran volar, vive en comunidades muy grandes y se dice que es torpe. Se puede identificar porque tiene la cara azul y una cresta.
            Además, tendrá la oportunidad de admirar al Martín pescador matraquero, las águilas coloradas y pescadoras, las Cotúas, las garzas blancas y los gallitos de laguna.
            De vuelta al Caño de Piacoa, se hizo una estación en el pueblo para conocer un poco sobre sus tradiciones y costumbres. Allí, los pescadores sugirieron que se conversara con la señora Lidia Brito, ya que muchas generaciones de su familia han hecho vida acá.
            Brito describió a la comunidad como un poblado muy pequeño y remoto, en donde el centro del mismo giraba en torno a las actividades de la iglesia, que, por cierto, anteriormente era de barro y ahora es de concreto.
            Habían aproximadamente cuarenta familias; sin embargo, hoy en día cuenta con un liceo y su consentida iglesia de Piacoa que alberga a la Virgen de la Cueva, patrona del pueblo. Esta virgen fue traída desde el cerro de Piacoa a un templo pequeñp y según cuenta Brito, el campanario también fue encontrado con ella. Se dice que la campana tiene su historia, pues presuntamente al trasladarla de esta tierra no suena. “Una vez se la llevaron y la tuvieron que volver a traer; acá suena todos los domingos, cuando hay misa, fiestas o sepelio”, añadió.
            El 8 de septiembre se celebran las fiestas patronales de Piacoa y se realizan actividades como sacar a pasear a la virgen por el cerro, río  y calles. Este poblado vive de la pesca, los conucos y de oficios foráneos.
            Brito afirma que en esta zona se cultiva caña, plátano, ají, maíz y ocumo, se hacen piñatas y hasta lencería de baño. Recomienda salir a comer en los kioscos a la orilla del río, y  en particular uno que le dicen el Gogui, el popular Bigote y el restaurante de Manuel Biamonte, en donde pueden conseguir el pescado frito.
            Durante su visita, siga los pasos de estos excursionistas quienes terminaron la faena degustando un sancocho de Caribe recién sacadito del río y un rayado exquisito, además de cerrar con broche de oro haciendo rappel al caer el sol.
            Sin embargo, no deje de marcar en su programa: probar el guiso de iguana con coco o chigüire traído de los caños y  acompañados con bola de plátano.

¡A comer!
            Y si de gastronomía se trata, le recomendamos que durante su estadía por estas tierras  consienta su paladar con una de las especialidades gourmet sugeridas por el chef Héctor Rafael Domínguez y realizada al mejor estilo de Orinoco Discovery.
Ingredientes:
- 250 grs de filet de pescado rayado
- 25 grs de pimienta negra, blanca y verde
- 150 grs de mantequilla
- Aceite de oliva, vino blanco y sal al gusto
Para la preparación de las perlas de vegetales:
- 25 grs de calabacín
- 25 grs de zanahoria
- 25 grs de chayota
- 25 grs de vainitas
- 25 grs de papas al vapor
Para la decoración:
- La piel de un tomate
- Perejil rizado y tradicional
Preparación:
Este plato es popular en la zona por el tipo de pescado y es presentado con perlas de vegetales y papas al vapor con una salsa a las tres pimientas.
El primer paso a realizar es añadir un toque de aceite de oliva en un sartén de teflón a fuego lento y colocar el filet vuelta y vuelta para dorar su capa. Luego se sirve en un plato y se tornean los vegetales en forma de esfera con una varilla especial. Finalmente, se le agregan las tres pimientas con un molino, sal, ajo y perejil sobre el filet servido. ¡Y buen provecho!

Pirañita, pirañita
            Las pirañas son peces ovalados, comprimidos lateralmente y con escamas pequeñas. Tienen mandíbulas poderosas armadas de dientes triangulares y afilados que  actúan como unas tijeras de podar y les permiten cortar la carne de sus presas.
            Se asocian en grandes bancos y les atrae la agitación de las aguas y el olor de la sangre. Son extremadamente voraces, pueden convertir a un mamífero de gran tamaño en un montón de huesos en poco tiempo, aunque eso ocurre raras veces.
            La piraña negra o pez tigre, la  roja y las llamadas boca de fuego, son algunas de las especies más peligrosas. Algunos de estos peces, como la piraña roja y la negra, pueden mantenerse en acuarios.  

Para anotar

1.- ¿Cómo llegar?
             Si se dirige en carro propio a unos 4 km, aproximadamente, antes de Los Castillos de Guayana, saliendo de Puerto Ordaz es la primera parada en el campamento.
2.- ¿Dónde hospedarse?
En Orinoco Discovery, que le ofrece una alternativa segura y confortable, pero si es de su preferencia a 30 minutos desde este punto puede llegar a Piacoa y alojarse en pequeñas posadas del pueblo.
3.- ¿Qué hacer?
            Con el campamento usted puede llegar hasta las nubes con los vuelos programados en ultraliviano. Un excelente equipo de seguridad y la vasta experiencia de su piloto le permitirá contemplar desde las nubes Los Castillos de Guayana, el majestuoso Orinoco y el oasis completo que representa este extremo de Delta Amacuro.
            Montar a caballo, actividad dirigida a todo tipo de público, y que puede llevar a cabo en las 600 hectáreas que rodean este complejo.
            Observar y deleitarse con el lado cultural y popular del pueblo de Piacoa; el calor de su gente, construcciones marcadas por la tradición y degustar los platillos propios de este destino.

- Campamento Orinoco Discovery ubicado a 45 minutos de Puerto Ordaz, municipio Casacoima, Delta Amacuro http://www.orinocodiscovery.com

- Operadora Turística Coquivacoa Tours C.A.
Av. 01, edificio Ipeca, piso 2, Oficina 02-03, Unare II, Puerto Ordaz.
(0286) 952.5136/6190 (0414) 8921313
Fax:     952.5136/6190

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