jueves, 10 de mayo de 2012

Entre gustos y sabores


Cuatro reconocidos chefs que engalanan los paladares guayaneses, dejan volar su imaginación y muestran la otra cara de una buena cena

Ada Victoria Serrano

            “Ninguna escuela de cocina gradúa chefs”, estos se hacen con el sudor de un fogón y el hambre de aprender. Esta palabra engloba en cuatro letras el significado que tiene un cacique de la cocina que utiliza el método más idóneo para lograr delinear el sabor de un restaurante.
            Aquí le presentamos cuatro testimonios de esos jefes que llevan la batuta en una mano y el tenedor en la otra, personajes que lo invitan a plasmar su firma en un plato. Prepare su delantal, estudie estas opciones culinarias y conviértase en chef de su hogar ahora en Navidad.

Cocina de autor
            Su vasta experiencia en el mundo de los platos y sartenes lo lleva a definirse como un cocinero profesional hasta que se muera, oficio que lo apasiona. Así es José Gregorio González.
            Comenzó estudiando en la High Training Educational, para luego especializarse en el CEGA (Centro de encuentros gastronómicos).
            Con los años sus conocimientos lo motivaron a esculpir sus destrezas culinarias en diversos restaurantes de la capital venezolana, participando en múltiples banquetes y recolectando las mejores lecciones con los grandes maestros de las gastronomía internacional.
            Los fogones lo llevaron de  Puerto La Cruz a Caracas, y finalmente lo trajeron a la tierra del calipso, estancia que le dibujaría un nuevo rumbo. Actualmente pone en práctica su creatividad al llenar de sabores cada uno de los platillos que presenta en uno de los clubes de mayor tradición en la región.
            ¿Especialidades? Muchas. No obstante, González señala que se inclina por la cocina de autor, confiesa que ha explorado la gastronomía guayanesa y admite el haber mezclado el uso de ingredientes exóticos, para obtener fórmulas placenteras al paladar. Ejemplo de estas creaciones son sus carpaccios de mango o sus  vermicellis de lechoza.
            Con 33 años, este chef señala con tono jocoso que lo más tedioso que le ha tocado hacer en Navidad ha sido destapar dos mil hallacas, no obstante reconoce que le encanta este platillo, especialmente el proveniente de Upata y el de su bisabuela. Le agrada comerlo cuando al cortarlo  se pueden detallar los cuadritos de carne, pollo y cerdo.
            Su primera hallaca la hizo gracias a su mamá quien le dictó toda la receta por teléfono. Inclusive, por no saber cual era el método tradicional, guindó las hojas con un gancho de ropa para lavarlas con una manguera, pensando que así era más fácil. Pero luego al secarse, éstas se tostaron  y tuvo que comprar otras.
            Recomienda cortar la hallaca por la mitad, simular dos triángulos y colocar la ensalada de gallina en el centro. Asimismo, sugiere armar esta última al momento de comerlo, colocarle manzana verde y algunos trocitos de gallina bien tostados, para que se sienta el crunch al masticarla.
            Para este experto un buen chef  es aquel que tiene principios, estudia, se actualiza y respeta la cocina  y los ingredientes.

Plato navideño renovado

Ingredientes
50 grs. de guiso de hallaca
150 grs. de solomillo de cerdo
50 grs. de ensalada de gallina
1 lonja de jamón planchado

Para la salsa
50 grs. de merey pasado
1 taza  de vino tinto
½ cda. de mostaza
½ cda. cebolla picadita en cudrados pequeños
Guisantes para la decoración

Novedad a la carta
            Esta propuesta se describe como el típico plato navideño, ése que está conformado por ensalada de gallina oriental, solomillo de cerdo y hallaca, pero presentado en una nueva versión.        Para su preparación se trató de usar ingredientes de la región, especialmente para lograr tan peculiar salsa de merey que le ofrece al plato un sabor y color especial.
            El tiempo requerido para montar este plato es de aproximadamente 30 minutos, una vez que se tiene el guiso listo.
            González sugiere que el solomillo de cerdo debe ser bañado con la salsa de merey pasado con reducción de vino tinto y mostaza a la antigua al momento de servirlo. ¡Y buen provecho!

Fusión de ingredientes
            “Todos los chefs somos amargados”, afirma Carlos Alfonso Agostini. Sin embrago, este cocinero profesional señala que para llegar a la excelencia, el ser estricto y buen compañero es la norma.
            A sus 27 años goza de muchas vivencias en el acalorado mundo de la cocina, experiencias que se cuentan en casi una década. Este período le ha permitido disfrutar y especializarse, sobre todo, en la gastronomía italiana. Comenta que las pastas son los platillos que por influencia familiar ha logrado pulir, no obstante, afirma dominar en gran parte la rama europea.
            Este guayanés comenzó en el Hotel Escuela de Los Andes Venezolanos, luego, gracias a una beca visitó los Estados Unidos y  Brasil para continuar sus estudios.
            Al llegar a Venezuela realizó cursos de turismo en el INCE,  se especializó en La Cacerola Du Chef y llevó a cabo pasantías en el Hotel InterContinental Guayana, lugar en donde estuvo hasta el año 2002.
            Inquieto y con la firmeza de descubrir las diferentes tonalidades que tiene el arte culinario en distintos puntos de la geografía, se dispuso ir hasta Trinidad, pero el destino lo trajo nuevamente a Venezuela, específicamente a Guayana, tierra que lo cobijó y en la cual pudo demostrar todo su talento. 
            Agostini confiesa que hay días en los que está inspirado y otros no, pues todo depende de su carácter y temperamento cambiante. Le agrada trabajar “limpio sobre limpio” y explica que por esta razón las filipinas de un chef deberían ser blancas.
            Nunca cocina en su casa, pues se deleita con los platillos de su madre y abuela. En cuanto a la gastronomía decembrina le gusta la tradicional, la que viene de los fogones de su familia.
            Ha hecho fusiones con la lluvia de sabores navideños, sin embargo, señala que el pan de jamón, la hallaca y el dulce de lechoza no pueden faltar en la mesa del venezolano, según su criterio.
             Su estilo se traduce en la combinación de ingredientes y lo describe como una mezcla clásica con toques modernos.
            “El ser chef es un arte. Debes tener mucha creatividad y capacidad para resolver”, concluye enfáticamente Agostini.

Roulet de pavo

Ingredientes
400 grs. de pechuga de pavo
50 grs. de zanahorias
70 grs. de puré de castañas
Sal  y pimienta al gusto
15 grs. de nueces

Para la ensalada
150 grs. de papa
100 grs. de zanahoria
100 grs. gallina
50 grs. mayonesa
10 grs. de mostaza
10 grs. de nueces
30 grs. de manzanas

Para la salsa de chocolate
15 grs. de chocolate negro
30 grs. de puré de castañas
50 mil de vino blanco

Para la salsa de queso
50 grs. de queso crema
30 grs. de parmesano
20 grs. de perejil
20 grs. de ají dulce

Una fórmula exquisita
            Este plato es un roulet de pavo relleno de puré de castañas, nueces y zanahorias en salsa de queso crema,  acompañado de una ensalada de gallina.
            El primer paso para llevarlo a cabo es  salpimentar  la pechuga de pavo, luego se junta con el puré de castañas y se le añaden las nueces y las tiras de zanahorias.
            Posteriormente, se enrolla la pechuga, se envuelve en papel de aluminio y se pasa por la plancha. Luego se introduce al horno durante 15 minutos y ¡listo!
            Este chef recomienda agregar nueces y manzana, y dejar las verduras al dente para la realización de la ensalada de gallina. Asimismo, sugiere añadirle un toquecito de limón para que no se oxide la manzana.
            Lo novedoso de esta propuesta se presenta por el puré de castañas que no es muy común en Venezuela con una presentación post moderna. Su realización es similar al tradicional hecho de  papas.

Una  receta de sonrisas
            Para este experto de la cocina el mantenerse en la carrera no ha sido fácil, pues comenzó a los 15 años escalando poco a poco para llegar ostentar ese afamado título de chef.
            La experiencia de Edgar Ortiz se nutrió de episodios reales y él confiesa que se inició como los verdaderos cocineros, fregando platos y limpiando.
            Este margariteño viene de una isla en donde la competencia es grande y donde sólo se reconocen a los mejores. Señala que tuvo que pasar por muchos obstáculos, desde humillaciones de compañeros, así como también de maestros.
            Su inspiración nace de su familia, pues, según él, lo más hermoso de esta profesión es el poder contar con el apoyo de ésta, sobre todo en esos momentos cuando devuelven un plato, situación que en muchas ocasiones le baja el ánimo.
            En su estadía en la Perla del Caribe muchos fueron los aprendizajes recolectados, ésos que le servirían a su 31 años de edad para ponerlos en práctica en uno de los mejores restaurantes de Guayana.
            Dice que un buen chef es aquel  que tiene  la capacidad de crear lo que pida un cliente y no trabaja solo, ya que en la cocina todos forman un equipo de trabajo.
            Una de las creaciones más significativas que ha realizado fue un platillo que dedicó a sus hijas, en el cual  “mezclaba la dulzura en una salsa y la tristeza y la amargura en otra”. Lo describe como  un lomito relleno de queso tentación y una salsa hecha de higos.
            Su personalidad serena y muy colaboradora se hace sentir en cada una de sus obras culinarias que,  al ser degustadas placenteramente por  un comensal, lo inspira a seguir día a día mostrando su talento en las mesas guayanesas.
            Disciplina, amabilidad, una sonrisa, estar siempre alegre y hacerlo con el corazón, son las claves del éxito en la vida de un chef, según su opinión. “Yo soy de los que digo que 'si no  estoy de buen humor nada me va a salir bien', por ello para estar dentro de un fogón hay que estar contento y sonreír”.
            La Navidad pasada para Ortiz fue muy emocionante, pues  sacó a la luz pública platos que tenía en archivo y fueron bien recibidos en la región. ¡Prepárese para el nuevo menú que está preparando!

Pechuga de pavo rellena

Ingredientes
25 grs. de almendras fileteadas
250 grs. de pechuga de pavo
100 grs. de queso tentación
20 onzas de vino blanco
Sal y pimienta al gusto
12 higos
4 lonjas de jamón Serrano

Navidad exótica
            Para lograr la realización de este plato, Ortiz señala que primeramente se deben asar los higos. Luego en un sartén se doran las almendras con un toque de aceite oliva y se agrega la sal, pimienta y un toque de perejil bañado con vino blanco.
            El segundo paso es abrir las pechugas de pavo y rellenarlas con queso tentación y jamón Serrano, después se baña este manjar con la salsa antes preparada, se enrolla y se sujeta con un palillo o hilo de cocina.
            Seguidamente se dora en aceite de oliva y a fuego medio durante tres minutos por cada lado. Añada el resto del vino, caldo de pavo, luego remueva y deje cocinar por 15 minutos hasta que se reduzca la sustancia. Una vez cocido, sirva con los higos y el contorno de su preferencia.
            Como consejo, Ortiz recomienda asar los higos con un toque de aceite de oliva. Y para enriquecer su sabor sugiere añadir el zumo de una naranja, un toque de canela, un clavo de especie y azúcar.

Osado menú
            Este chef con trayectoria internacional divide a los cocineros en dos grandes grupos, aquellos conocidos como maquilladores comerciales; y los segundos, denominados “fajadores”, a quienes les gusta el fogón y la candela, los que están investigando todo el tiempo, esos que son muy buenos y nadie los conoce.
            Cándido Cascallar, oriundo de los países vascos comenzó desde niño en el restaurante de su madre. A diferencia de otros cocineros profesionales estudió Filosofía y Letras e Historia Universal, conocimientos que le dieron otra perspectiva del mundo gastronómico.
            Trabajó durante muchos años en el Hotel Hilton, cadena que le dio la oportunidad de viajar y conocer la gastronomía de muchos países y fue fundador del restaurante El Aquelarre en Caracas.
             Cándido -como le llaman-, señala que le gusta mezclar la locura con la cocina y comenta que el  chef de hoy debe adaptarse a los paladares, escuchar rock y ser moderno, sin salirse de los cánones.
            “La nueva generación de chef es otra, andamos con tatuajes, tenemos un zarcillo, somos otra clase de tíos. Somo rockeros”, dice jocosamente.
            No se considera chef aún, pues todavía sigue investigando cocinas nuevas. En estos momentos está estudiando la  fusión de los platillos de México y China, de hecho ya experimentó la creación de una lumpia mejicana.
            Con  24 años en Venezuela, este amante de la buena comida, actualmente supervisa las cocinas de diversos restaurantes de la zona oriental del país.
            Lo más extravagante que ha probado de las navidades venezolanas ha sido una hallaca de yuca rellena de carne con una salsa de uva. Y lo más raro que ha preparado han sido unas hallacas de cangrejo con guiso de  zanahorias dulces y nueces, “otra onda”.
            Se define universal, no tiene preferencia por una cocina u otra y es muy simple para comer. No se arriesga a degustar en su casa platos muy rebuscados, eso lo deja para los clientes, no obstante, utiliza su hogar  como taller de trabajo.
            Concluye describiendo a un buen chef como “el hombre preocupado por las neveras y toda la mercancía que ofrece, es aquel que está pendiente de la gente que está a su alrededor. Es el tipo divertido”. A resumidas cuentas, la cocina de Cándido es “sin mentiras, es lo que hay en el plato y ya”.

Propuesta navideña mexicana

1.- Churrasco de pollo con mole poblano

Ingredientes
300 grs. de pechuga de pollo
200 grs. de pimentón rojo
½ vaso de vino tinto
Sal y pimienta al gusto
Cilantro al gusto
50 grs. de cebolla
20 grs. de paprica
50 grs. de cacao amargo
Comino, canela y semillas de ajonjolí
1 limón

Para acompañar
100 grs. de caraota negra con maíz
4 tortillas mejicanas
1 tomate asado
1 ají
Picadillo mexicano al gusto


2.- Cochinita Pibil

Ingredientes
1 lechón
Para marinar
Vino
Chiles Pimentones
Paprica
Mole
Comino
Canela
Sal
Pimienta
Aceite de maíz
Salsa picante

De otras latitudes
            En estas fechas Cándido propone al guayanés probar un poquito de la Navidad de otros lugares como Méjico.
            Este profesional sugiere la elaboración de una cena con dos alternativas. La primera es un churrasco de pollo con mole poblano, el cual es muy sencillo de preparar y le tomará tan sólo 20 minutos llevarlo a la mesa, cuando ya se tienen listas las caraotas negras.
            Para su preparación recomienda realizar estos frijoles negros al gusto, que al servirlos con maíz sugiere una particular mezcla al paladar.
            El churrasco de pollo se asa sobre una plancha y luego al servirlo debe ser bañado por una salsa que se realiza con tres tipos de ajíes, cacao, vino, azúcar y sal.  El otro aderezo se hace con ají tomate, cacao, pimentón asado, chile seco y mole. Finalmente, el tomate debe ser picado en rodajas y asados en un sartén.
            Para la segunda opción se sugiere comprar un lechón entre 4 a 6 kilos. “La cochinita pibil” Cándido la describe como un cerdito al horno, marinado previamente dos o tres día con chiles rojos, mole y cacao.
            Se debe cocinar en brasa durante cuatro horas. Se corta en lonjas y se come con tortillas y  cebollas asadas. Se puede acompañar con un vino tinto joven como un Merlot y con el toque dulce de un turrón de merey con helado.
            

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