jueves, 10 de mayo de 2012

Trimarchi a libre vuelo




Atado a un paracaídas ha logrado posicionarse como uno de los máximos exponente de este deporte, galardón que le ha dejado el sabor de múltiples records mundiales y la satisfacción de compartir sus osados conocimientos y hazañas para consolidar esta práctica en el país

Ada Victoria Serrano

            Lo no convencional está en su marca de presentación, no sólo por consagrarse en un deporte tan elitista como lo es el paracaidismo, sino por su personalidad que, aparentemente se inclina hacia lo radical de un estilo despeinado y extremo, así es Giancarlo Trimarchi.
            Al verlo se confundiría con un sufista, pues de los pies a la cabeza viste un atuendo deportivo, ligero, holgado, con cierta tendencia náutica, sin embargo no son las aguas lo que apasiona a este personaje, sino el aire que sopla en su rostro cuando siente que va en caída libre.
            Con tono y porte juvenil se acerca, su cabellera revuelta roba atención y su sonrisa invita a romper cualquier halo de formalidad existente. Al detallarlo, resulta complicado hallar algún elemento o indumentaria que lo asociara directamente a la disciplina del salto al vacío.
            El desafío al vértigo le es normal, sin embargo no por esto deja de ser emocionante y lo deja claro. De esta manera, comienza su relato delineando esa sensación que experimenta cada vez que acaricia la vida y la muerte al descender de las alturas a velocidades extraordinarias.
            Con 29 años de edad, Trimarchi ha conseguido especializarse en disciplinas como Freefly, Freestyle y aterrizajes. De igual forma, se destaca como instructor de paracaidismo y cabeza de la Sky Dive Venezuela -con sede en Higuerote- y ha obtenido reconocimientos por múltiples producciones audiovisuales realizadas desde las nubes.            
            Esta aventura de surcar los cielos se inició cuando a los 20 años de edad realizó el primer salto en los cursos que impartía la Escuela YCC, lo cuales han cambiado considerablemente, comenta. Antes sólo se hacían saltos de 4 mil pies, mientras que  hoy en día llegan a los 13 mil.
            Su inquietud se acentuó gracias a la influencia de su padre quien era piloto y saltaba junto a sus amigos. De pequeño afirmó que alguna vez quiso hacerlo pero no se dio la oportunidad idónea.
            Actualmente tiene una marca de casi seis mil saltos realizados durante sus ocho años de carrera y ostenta records mundiales en la modalidad de freefly en Chicago 2002  y en California 2004, asimismo se ha hecho acreedor de los primeros lugares en las categorías 3-way y freestyle  pro class en los Space games 2003 realizados en Italia.
            Trimarchi ha volado por los cielos de Venezuela, Italia, Rusia y Estados Unidos -por nombrar algunos-, en los cuales dejó su huella, sin embargo fue en Florida donde tuvo la oportunidad de compartir con los diez mejores paracaidistas del mundo en varias disciplinas.
            Este episodio lo recuerda con agrado pues afirma haber llegado a este escenario “pichón” con a penas 300 saltos en su haber y dos años y medio en el deporte. Nunca  imaginó que se dedicaría profesionalmente como paracaidista, porque no es lo mismo practicar este deporte como aficionado que llevarlo a formar parte de tu vida.

Adrenalina de un experto
            Si de seguridad se trata, Giancarlo Trimarchi señala que como instructor tiene la responsabilidad de enseñar cuál es el debido funcionamiento del equipo; cuáles pueden ser las posibles emergencias y cómo resolverlas; las posiciones; y las alturas a las cuales debe abrir el paracaídas. Según su experiencia comenta que ha tenido una mal función cada mil saltos, debido a la posición en la que se encontraba empacado.
            En cuanto a preparación mental, dice que en el curso se detecta si la persona tiene la destreza o no para saltar. Lo que más le agrada es volar alrededor de las nubes porque es un punto de referencia en el cielo y  puede visualizar la velocidad que lleva.
            Con respecto a los trajes utilizados, Trimarchi señala que hay muchos tipos de materiales para el vestuario de un paracaidista, pero básicamente están hechos de  nylon, cotton o lona. Los más aguerridos como él, han realizado en los aires diversos Fashion shows de casa reconocidas internacionalmente, haciendo una especie de desfile al lanzarse. Esto le gusta porque el material gráfico obtenido es interesante.
            Como fotógrafo, lo más curioso que ha realizado fue una sesión en Florida para la revista Play Boy, en la cual una modelo se lanzó totalmente desnuda.
            Sin duda alguna, este excelente paracaidista, camarógrafo y fotógrafo entrega su mejor salto en un trabajo de primera, esperando que este deporte llegue a afianzarse en el gusto de los considerados con espíritu extremo en Venezuela.

Trimarchi en un salto
- ¿Qué es lo más gratificante de enseñarle a otros?
“Tener  pupilos alrededor del mundo a quienes les he enseñado a volar”.
- ¿Si no fueras paracaidista, a qué te dedicarías?
“A la aviación o a los negocios”.
- ¿Cómo te ves de aquí a diez años?
“Pienso trabajar y saltar hasta que el cuerpo aguante. Hasta que ya no pueda más mi vista,  músculos, huesos... que sé yo”.
- ¿ Hay algún límite en este deporte en cuanto a condición física?
“No. Tengo amigos de 64 años que se han lanzado toda su vida y lo siguen haciendo, son hitos del paracaidismo. Necesitas sólo cierta condición, como en todo. Por ejemplo, no puedes sufrir del corazón”.
- ¿Cuáles son los cambios que has sentido luego de saltar?
“Cada vez que lo haces sientes que estás en tu ambiente. Al principio te cansas mucho, por la adrenalina que hay en el cuerpo, pero con el tiempo te vas acostumbrando”.
- ¿Dónde se siente el mayor cansancio?
“En la espalda, porque a veces el paracaídas está un poco duro, y en el cuello si llevas cámaras pesadas, porque vas muy rápido y si  no tienes la cabeza abajo, en un descuido, con un frenazo te puedes dar como latigazos”.
- ¿Cómo te ha ayudado en día a día el practicar este deporte?
“No sé, pero si me ha ayudado (risas). Es muy difícil, nadie entiende lo que tu haces, la gente te ve raro, te dicen que eres de otro planeta o eres hippie. La mayoría de las personas piensan que estás loco”.
- ¿Que es el paracaidismo para ti?
“Todo. Mi dedicación, mi amor, mi vida... Hace cinco años dedicó el 100% de mi tiempo a esto, es lo único que hago. Y ahorita que estoy en Venezuela cuando es época de verano y no hay mucha actividad, descanso; sino estoy de lunes a lunes en esto”.
- ¿En qué lugar te gustaría saltar?
“Quiero ir al Ángel pronto. He estado allí y he llevado a personas a saltar pero no lo he hecho porque no tenía el equipo. Para ello se necesita un paracaídas de salto base que abre más rápido, ya que se salta más bajo”.
- ¿Qué te gustaría hacer en el mundo del paracaidismo, que no has hecho aún?
“Llevar el centro de paracaidismo más grande, en estos momentos estoy trabajando con  túnel de viento que es como un simulador de caída libre; crear un equipo venezolano que pueda competir fuera; y quisiera algún día hacer una película en cine acá en el país”.

Paracaidismo en números
            Trimarchi, quien tiene un promedio de  5.200 saltos en su carrera, sugiere que para practicar este deporte, aparte de disposición, se necesita dinero.
            Si se compara el paracaidismo con con otra disciplina, se puede observar que es más oneroso. Un curso cuesta alrededor de 2. 800.000  bolívares, un paracaídas está entre los 3.000  a  5.000  dólares, y cada salto con equipo en mano tiene un valor 50.000 bolívares.  Si usted quiere dedicarse al deporte, hay que considerar que no haría un salto al día, sino aproximadamente 10 saltos. Y si se multiplica por los 365 días, hay que sacar la cuenta de cuán costoso puede resultar al año.
            Pero si usted es un novato 10 minutos de instrucción y 1 salto amarrado con un arnés a un instructor profesional, durante aproximadamente 1 minuto de caída libre desde 13.500 pies tiene un valor de  465.000 bolívares. Y si quiere llevar a su casa una foto de recuerdo serían 50 mil adicional.¿Qué le parece?

Nubes guayanesas
            Trimarchi ha visitado los cielos de Santa Elena de Uairén y Kavak. Como paracaidista le gustan los paisajes del estado Bolívar porque le permiten volar al lado de los tepuyes y sobre tanta vegetación que crea una atmósfera especial.
            Señala que hay una variedad en cuanto a las alturas seleccionadas para lanzarse, si el nivel del piso es muy elevado, recomienda saltar un poco más bajo y se requiere oxigeno, pero por lo general en Bolívar se usan aviones pequeños a los diez u once pies.
            Como lugares idóneos, sugiere Canaima por los saltos de aguas y por la naturaleza que allí se puede observar, inclusive afirma que una persona se puede lanzar al lado del Salto Ángel.
            Como productor audiovisual ha hecho fotografías por los ríos, que desde su perspectiva, son espectaculares. “Tu ves al mundo desde arriba como otro mundo, es como Jurassic Park”.
            En el suelo de esta región Trimarchi ganó el premio “Mejor fotografía” en el Festival de Ascenso 2005, gracias a una gráfica tomada desde el Salto Kavak.



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